Paz antigua
Escrito por Antonio Cattoni Sábado 13 de Septiembre de 2014 02:25
Un recuerdo no existe si es que nadie lo ejerce. En este caso, ese recuerdo yerto tiene su base en algo que se toca o se besa. Ahora nadie puede traer al presente la realidad material de aquella Virgen de la Paz. Tenía el rostro maduro y sienes de mujer que va al mercado. Hoy esta espina de tiempo aprisionada cuelga en casa de Illanes hijo, como una reliquia tras el cristal. Y aunque ese recuerdo ya no anima ningún gozo, a veces es lícito tomar prestadas cosas así. Hay algunos recuerdos ajenos que merece la pena ejercer.
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