25
AÑOS DE ACORDES MUSICALES, 25 AÑOS DE GRACIAS
Corrían los calores del
verano de 1989, cuando un grupo de chavales músicos cofrades con mi buen amigo
Manuel Luque Bellido, deciden fundar la Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús de
la Redención, de la hermandad de la Estrella de Córdoba. Un 5 de Enero, se
estrenan tocando en la Cabalgata de Reyes Magos de Cabra.
En ese mismo año, en
esa Semana Santa tocan ya a varias hermandades de Córdoba, que ven en esta
banda joven e inexperta, pero llena de ilusión, entusiasmo y con ganas de hacer
historia en la música cofrade cordobesa, que para ello esta ciudad tiene muy
buenas madres, como el buen vino.
Que puedo decir de esta
banda, que me dio la oportunidad de ver a mi hijo con la edad de tres años
tocar la caja, en la Parroquia de San Andrés, la marcha “La Saeta”, en aquel
concierto inolvidable para mi memoria. Aquel tambor hacía más bulto que mi
propio hijo. Que puedo decir de mi banda que durante tantos años ha educado a
mi hijo tanto personalmente como musicalmente. Que ratos inolvidables para mis
momentos cofrades con mi hijo.
O que puedo decir de
aquel Domingo de Resurrección, en Linares, tocando al Señor Resucitado de la
población jiennense. Cuando entre bromas y risas un componente de la banda me
deja su guerrera y tambora para que yo un enamorado de la música procesional y
más aún de las marchas de agrupación, con el permiso de mi amigo Manolo, me
dejaran tocar detrás de un paso y mi hijo un poco más adelante, llevando su
caja y mirando a su padre que hacía allí atrás con un tambor tocando.
O aquel concierto en el
Auditorio de Dos Hermanas, con aquel chiquillo de sólo dos años correteando por
las gradas y haciendo de las suyas con las diabluras que también le inculcaban
algunos miembros de la banda. Tocaba el cornetín. Y vaya que si lo tocaba. Tuvimos que improvisar un remedio para que el
niño no tocara el cornetín en el concierto. Se nos ocurre ponerle en la
boquilla papel de aluminio para que no tuviese fuerza a la hora de soplar y
hacer sonar su instrumento. Y va el niño y en pleno concierto se acerca a su
director y tirándole del pantalón le dice que su cornetín no sonaba, para
sorpresa de los que allí estábamos estupefactos de como aquel niño no podía
tocar su corneta.
Se ve viene a la cabeza
las veces que he ido a pedirles que tocarán en algún concierto organizado por
mi cuando tenía la taberna cofrade o después la tienda. En la presentación de
algún cartel. O cuando le pedí a Jesús Lora, que compusiese una marcha para la
hermandad del Perdón, y salió de sus acordes Madre del Perdón. Gracias Jesús.
Tantas horas de ensayo,
tantos actos acudiendo sin pedir nada a cambio, sólo el regalo que el
organizador de turno le quisiese dar o reconocer su labor y trayectoria. Y como
no recordar a todos y cada uno de los componentes que fueron miembros de esta
banda, los que siguen y los que mañana serán. Al igual que la vida evoluciona,
llegaron las mujeres a la formación y la verdad que ver los lazos puestos en
sus cabellos se hace bonito de ver. Además se cambiaba la fisonomía anterior
llena de muchachos y hombres tocando. Ahora había también ojos distintos que
interpretaban las notas musicales y manos más delgadas tocando los pistones de
sus instrumentos. Aires distintos y evolucionados como la vida misma. También
las había antes sin tocar, que eran todas y cada una de las madres, mujeres,
novias o amigas que estaban alrededor de la banda para cualquier necesidad que
se presentara. A todas ellas también les doy las gracias.
Me gustaría recordar a
cada uno de los miembros de esta formación con la que tuve un contacto
especial. Siempre estaré agradecido a Manolo Luque por su forma de ver las
cosas, te podrá gustar o no como la ve él, pero tanto si nos gusta como si no,
lleva al frente de esta banda ya 25 años. Quitándole todo ese tiempo a su
familia y ofreciéndolo a una banda que es hoy en día la banda que es. Es triste
que las hermandades de Córdoba que tanto han necesitado de esta banda, por
distintos motivos, ahora se olviden tan pronto de esos favores. Es triste pero
así son las hermandades, que digo las hermandades, sino las personas que las
rigen.
De grato recuerdo a Pepe “el platillos”, a
Jordi con su particularísima forma de tocar la caja, escoltando ambos a ese
Kiko, mi hijo. A Vicente, que me decía que estuviésemos tranquilos si se
llegaba al paso de la estrechez, que ellos cuidaban de mi hijo. A Fernando, a
Antonio, a David “el niño valeo”, a los hermanos Conde, a Manolo Vera, a Rafa
Amaro, a Javier Escobar, al “porquerías”, al “bocas”, a David “el notas”, a
Dani Ceular, al “moro”, al “aborto”, a Jesús Amaro, a Carlos Cebrián, a Rafa
Zurita, a Bernardo, a Víctor, a David Torres, a Bancalero, a Alex, a
“Superman”, a Gonzalito, al “pelucas”, a Rafa Cabanillas, al “fili”, a
Trujillo, a Edu, a Tomás, a “morita”, a “chumi”, al “soto”, si se me olvidó
alguno perdón, me hubiese gustado recordaros a todos… ¡Ay!
Se me viene este
suspiro porque no puedo acabar sin hablar del que fuera miembro muy especial de
esta Agrupación. Desde aquí, para que siga entonando sus notas musicales desde
ese palco celestial, recuerdo a Alejandro Tendero. Su legado sigue en la banda,
con sus dos sobrinos tocando en ella. Te pido que desde allí arriba, sigas
bendiciendo a tu banda.
A falta de 11 días para
entrar en la Cuaresma en el año del Señor.
Pachi Giraldo
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