¿SABEMOS
LO QUE QUEREMOS? ¿A QUÉ JUGAMOS?
No hago nada más que
pensar en los últimos acontecimientos en algunas de las hermandades de Córdoba
y la verdad que solo me salen estas preguntas. Preguntas que por más que quiero
buscarle una respuesta, de verdad que muchas veces me es complicado o difícil
de poder interpretar lo que estamos haciendo en nuestras hermandades.
Parece ser que queremos
entrar en la historia de las hermandades sea cual sea la manera o los hechos
que conlleven a conseguir este objetivo. Da igual como lo hagamos, no nos
importa ni la historia de la propia hermandad ni nos importa las consecuencias
que podrán tener dichas decisiones tanto en la hermandad o en las personas que
tomen la decisión o afecten a dichas personas.
Y lo peor de todo, que
casi siempre tienen que ver con el mundo del costal y el martillo y los
miembros de junta de gobierno. Qué triste. Más aún para alguien que ha
pregonado que es ser costalero. Parece ser que si no nos hacemos notar de
alguna manera no somos felices o esa noche no dormimos bien. Tenemos que dar la
nota y cuanta más gorda y fuerte sea mejor. Por supuesto llevando mi “razón” no
sopesando lo bueno y malo de cada una de las decisiones que tome yo en forma
individual como si lo fuera de manera consensuada en una junta de gobierno, en
un equipo de capataces o en una cuadrilla de costaleros.
Lo importante mi ego,
mi yo. Porque yo he hecho, porque yo he dicho, porque yo, y yo y para rematar
la faena yo. ¿De verdad esto somos? ¿De verdad es este el ejemplo que no Él nos
dejó? ¿Tan importantes somos con nuestros egos? Cualquier cosa es válida para
deshonrar al otro en cualquier sitio, pero si es en el entorno de una hermandad
o cofradía eso da un gustazo que no veas. Que estamos haciendo tan mal. Creo
que educación, vergüenza, sentimientos, honradez y sinceridad hay cada vez
menos.
A todos los gusta salir
en la foto -a algunos mucho más que a otros-, por mi parte yo se las dejo. Pero
para ello hay que humillar, o menospreciar al que está a mi lado. En ese
aspecto creo que hemos olvidado, olvidado no, perdido muchos valores que antes
nos enseñaban a todas horas, y si no te enterabas descuida que alguien cercano
te lo explicaba para que lo entendieras.
Siempre ha habido
líderes, es normal, y más aún en una congregación de gente de la índole que
sea. Pero antes había valores y respeto, o por lo menos, mucho más acuciados
que en los tiempos que corren hoy en día. Tú no puedes hablar muy alto, porque
más tarde o temprano como tú siembres esto por tus alrededores tendrás como
respuesta esto. Sé más humilde al dar tu opinión, respetable como todas, pero
no vayas de fantástico hombre o persona por la vida, porque más tarde o
temprano a todos se nos puede escapar un “peo”. Con el agravante que esta vez,
él tuyo olerá más que ninguno. Y entonces prepárate a recibir de lo mismo que
tú diste en su día.
Ahora tú que has
sembrado todo esto que quieres recoger. Qué esperas que estemos a tu lado. Que
seamos condescendientes contigo, cuando tú no tuviste ni un ápice de humildad
al juzgarme. Tú que con tu soberbia, arrogancia, testarudez, prepotencia,
soberbia, etc., has sembrado tu camino de bombas para los que iban detrás o
incluso las has tirado hacia delante para los que te llevan años de
experiencia.
Miembros de juntas de
gobierno que se creen que son dioses, capataces que se creen que lo importante
son ellos, o costaleros que sin ellos esto no va a salir. Lo importante está en
el altar de nuestras iglesias o en lo más alto de los pasos que llevábamos o
sacamos. Nos debemos sentir privilegiados de poder hacerlo pero no creernos que
seamos lo más importante o que sin mí, esto vaya a pique. Te recuerdo que esto
estaba antes de tú llegar. Que gracias a ti, esto va mejor, pues gracias y
enhorabuena pero que tú al final no estarás y esto sí. Las hermandades tendrán
a otros, mejores o peores, pero seguirán. No vayas a creer que cuando tú no
estés, se acabó.
Los acontecimientos que
nos están rodeando últimamente donde han entrado otras formas de ver nuestra
religión o nuestras costumbres son muy duras e incluso para mi humilde forma de
ver las cosas bastante desproporcionadas. Ante esto sí debemos de demostrar
quienes somos, pero entre nosotros estar dándonos puñaladas es sino darles a
ellos pie a que sigan con su humillación. Yo respeto que tú no creas, pero no
te humillo o me mofo de ello. Por favor haz lo mismo que yo hago contigo.
Espero que entre nosotros nos respetemos que estamos aquí porque esto nos gusta
más que comer con las manos.
De verdad seguiría pero
es triste que estemos jugando a algo que nos gusta muchísimo a hacernos daño, y
cuanto más daño mejor. Recuerda que quien siembra tormentas recoge tempestades.
Pachi Giraldo
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