LOS
CORDOBESES QUIEREN A SU VIRGEN DE LA FUENSANTA
Que emoción me
embriagaba en mi cuerpo el pasado domingo 6, cuando la Virgen de la Fuensanta,
iniciaba su andadura de vuelta a su Santuario. La verdad que momentos antes de
empezar a hablar con la cuadrilla como me ordenó el capataz D. Lorenzo de Juan,
para comentar las últimas órdenes, comienza a llover.
Ya la Virgen se
encontraba situada en el Altar Mayor de la S.I.C., encima de su paso, con los
complementos que le dejaron a José Ignacio las hermandades que quisieron
colaborar, que no fueron muchas a todo esto. La verdad, que es muy fácil dar
órdenes con gente de abajo tan comprometida con la Virgen, con su trabajo de
costalero y con el equipo de capataces y auxiliares. De verdad, gracias a cada
uno de los que en esta procesión gloriosa nos dejaron su trabajo y a los que no
pudieron se les echó de menos.
La tarde seguía nublada
y la lluvia parece que quería estropear la vuelta. Aparecen seguidores del
Córdoba, con malas noticias al respecto. Y poco a poco el reloj sigue comiendo
segundos para llegar a la hora de meternos en el trabajo cada uno. Por la
providencia divina las nubes se marchan, aunque alguna se quedó para ver como
la Virgen de la Fuensanta salía por el Arco de las Bencidiones y comenzaba su
caminar pisando el Patio de los Naranjos.
Cuál es mi sorpresa que
los cordobeses estaban allí en gran número para ver a su Virgen pequeña de la
Fuensanta. Más aún cuando en el caminar dulce y elegante de la cuadrilla, iba
arropado más aún de muchos cofrades cordobeses y de sus conciudadanos por
acompañar a la Sagrada Imagen. Ya por la mañana fue un clamor de juventud quien
la llevo desde su Santuario hasta la S.I.C.
Seguimos recorriendo
los alrededores de la Catedral con una multitud
de gente más parecida a un Domingo de Ramos que a un domingo de
Septiembre no siendo el día de su Festividad. Para colmo de bienes la banda
sonaba llena de gozo cada una de las marchas que interpretaba para acompañar
celestialmente son sus sones.
El transcurrir
continuaba con alguna más de prisa de la normal para mi forma de verlo, pero
las exigencias de la policía municipal por no cortar el tráfico en algunas
calles así lo exigían. Que digo yo que no habría tanto tráfico como para ello
un domingo por la tarde noche en Córdoba, no quiero pensar mal, pero seguro que
no están igual de avispados ciertas mañanas cuando los cordobeses salimos a
trabajar y se forman ya los primeros atascos y más aún cuando ya estamos casi
todos en nuestra ciudad una vez pasada las vacaciones estivales.
Así la procesión
continuaba y tanto las hermandades como los fieles continuaban en el recorrido.
Por cierto mucha representación de hermandades, por lo que las que no fueron se
les vio mu fácil.
No importaba, la Virgen
de la Fuensanta continuaba con su caminar. Mandando dos capataces que sentaron
catedra en sus formas de hacer andar a los pasos y en sus formas de mandar.
Cada uno en su estilo y forma. Hubo “levantás”, para costaleros que lo están
pasando muy mal, hubo otra para un capataz que en esa tarde noche la Virgen de
la Fuensanta, le pidió que lo acompañara al cielo, otras por los cristianos que
lo están pasando mal por el simple hecho de ser cristianos…
Así que nos presentamos
en la Parroquia de Santiago con un altar impresionante en la puerta de dicha
parroquia colocado por parte de las dos hermandades que allí se encuentran
canónicamente. Precioso el altar. Allí las nubes que se quedaron para ver a la
Virgen pasar, lloraron un poco al ver tanta belleza en las caras de sus
Vírgenes.
Se acercaba el final.
La comitiva llegaba al barrio de la Fuensanta y la expectación crecía para ver
que nos íbamos a encontrar allí. La verdad que sí, no lo voy a negar. Pero
cuando la Virgen de la Fuensanta entro a los sones de Encarnación Coronada y
llegaba la parte del Dios te Salve y el cortejo, la cuadrilla, el equipo de
negro, la banda y los cordobeses que allí se encontraban, cantaban al unísono
todos en una sola voz, mientras el caminar de la Virgen y sus campanitas
sonaban se hizo inolvidable en mi retina y en mi memoria.
Ya el final fue
precioso con Pasan los Campanilleros y los estandartes de las hermandades se
inclinaban en señal de respeto a su Virgen y Patrona para entrar a las puertas de
su Santuario con Fuensanta Coronada.
Una tarde noche
inolvidable. D. Javier Romero se despedía de los martillos, otra nota para no
olvidar. Así cuando la Virgen entro en su templo y se paró para descansar
después de su día tan ajetreado, los cordobeses sean donde sean, demostraron
que quieren a su Virgen de la Fuensanta.
Pachi Giraldo
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