
Poeta y cofrade García Baena pregonó la Semana Santa y es de algunas hermandades.
Foto:JUAN MANUEL VACAS
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El primer viernes de Cuaresma, ayer, nos recibía Pablo García Baena para hablarnos de una Semana Santa lejana en el tiempo, pero aún presente en la memoria de este ilustre cordobés de las letras. Un cofrade que añora una Semana Santa de recogimiento y rezo, alejada del bullicio y el poco sentido religioso. Un cofrade que cada Viernes Santo espera con impaciencia ver la luz del sol reflejarse sobre la nacarada piel de la dolorosa Servita de San Jacinto, su Virgen de los Dolores.
--¿Qué recuerda de la Semana Santa de su niñez?
Tengo muchos recuerdos. Recuerdo muchas campanillas, muchas capas, cirios eléctricos, cosas que llamaban la atención a los ojos de un niño. Mi primer encuentro empezaba el Martes Santo con la cofradía del Huerto. Recuerdo con nitidez el paso del Amarrado a la columna, que me conmovía mucho, un paso pequeño en estilo gótico con dorados y guardabrisas y por supuesto con la columna suya auténtica, no la de ahora.
--¿Pertenecía a alguna cofradía?
--No, en aquella época no, ni mi familia tampoco. A la primera cofradía a la que pertenezco es la Sacramental de San Andrés, que estuve muchos años. Luego, en los años 50 es cuando ingreso en los Dolores, aunque cuando me voy a Málaga pierdo un poco la vinculación y después llegaría Animas.
--¿Ha salido alguna vez de nazareno?
---Sí, aunque de niño nunca. La primera vez que salgo es el primer año de Animas.
--¿Qué echa de menos de la Semana Santa de aquella época?
--De menos nada, más bien de más. Creo que sobran muchas cosas. Lo que echo de menos es la religiosidad, ahora parece que a las cofradías les interesa más los costaleros y las bandas que el sentido estrictamente religioso.
--Son muchas las imágenes que se han perdido con el tiempo ¿Recuerda alguna en especial?
--No, porque quizás la cofradía que yo siempre eché más de menos era el Nazareno, pero afortunadamente se ha recuperado, aunque con algún reparo. Pienso que no debió abandonar nunca la madrugada; si iba poca gente, pues con pocos, ya que su idea fundacional desde el primer momento es en esa noche terrible del Viernes Santo.
--Luego llegaría el pregón de Semana Santa, ¿qué recuerdo tiene de aquel momento?
--Me lo propone Rafael Zafra, por entonces presidente de la Agrupación de Cofradías. Se celebró en el Liceo, lo más especial del pregón, que yo no sé si fue por respeto o por asombro de lo que yo decía, o porque no gustó en absoluto. El caso es que no se me interumpió ni una sola vez con aplausos. También hubo un hermano mayor de una cofradía muy importante que dijo que en su vida había oído algo peor.
--¿Qué opina de la Semana Santa actual?
--Muy controvertida. Es cierto que la Semana Santa de aquella época era muy pobre, casi pueblerina, pero verdadera. Ahora es lujosa, espectacular pero importada, es una clonación de la Semana Santa sevillana. Y ya no es solo los pasos, es todo el ritual, todo lo que en Sevilla es natural aquí se copia y, claro, ya se queda en teatro; eso no ha sido nunca así. Esas llamadas en la puerta de la iglesia son cosas que me dejan sin pulso, esas levantás , esos gritos, esos aplausos, esas frases de los hermanos Alvarez Quintero.
--No podrá negar que la estética actual es mejor que la de las bombillas y las flores de plástico
--Sí, sin duda, eso se ha mejorado mucho e incluso yo creo que el adorno floral de Córdoba está en la primera de Andalucía, ni siquiera en Sevilla, que son muy clásicos. Pero no ha sido todo tan malo, es cierto que hubo un momento en que todo era artificial, la luz y las flores, si bien cuando yo era mas chico recuerdo que los pasos llevaban flores naturales.
--¿Qué se podría hacer para acentúar rasgos de personalidad en la Semana Santa de Córdoba?
--Desde el primer momento ha habido un interés general por afirmar que la Semana Santa no tenía tradición en Córdoba, cuando verdaderamente, si leemos los libros y estamos atentos a cronistas como Aranda Doncel, vemos que existe una Semana Santa riquísima en los siglos XVII y XVIIII. La verdad es que habría que volver a esos orígenes, que es lo que intentó Animas. Que cada hermandad, conforme a sus titulares, vea la forma de hacerla más auténtica.
--¿Qué le parece la actual carrera oficial?
--Un espanto, no se puede escoger peor. La calle Claudio Marcelo no tiene el menor mérito para ser carrera oficial, con esa cuesta donde los pasos se caen hacia atrás. La única explicación la encontramos en el momento que el comercio pide que las cofradías se dirijan hacia el centro. Un error, ya que las cofradías salían para hacer estacion de penitencia en la Catedral, eso lo estamos viendo en los libros, hasta primeros de siglo, al memos; la procesión oficial del Santo Entierro bajaba a la Catedral.
--¿Cómo ve la idea de que las cofradías recuperen la Catedral?
--Creo que eso es un interés general, lo veo magnífico porque en realidad le da sentido a la cofradía. Sentido que no es otro que conmemorar la Pasión de Cristo y hacer presencia ante Jesús Sacramentado en el templo mayor de la diócesis. Creo que es uno de los fines de las cofradías o lo ha sido hasta que se pretendió que fuera más comercial y turística que religiosa.
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12/03/2011