UNA CIUDAD CUAJADA DE PROCESIONES
Llevaba toda la
semana pensando, de que iba a tratar mi artículo de hoy, después del de la
semana pasada, tras el que unos se manifestaron hacia mí dándome su apoyo y
gracias, por el mismo, otros lo hicieron al contrario, como era de esperar. Y
agradezco tanto a los unos como a los otros que lo hicieran y se expresarán.
También se, de otros que se han expresado de otras maneras y formas, las cuales
respeto. El libro de los gustos esta sin escribir o cada uno tiene el suyo,
escrito.
Y buscando un tema
por el cual escribir, me llega, mira tú por dónde, una invitación con su enlace
correspondiente del programa cofrade de la emisora de COPE, que se emitió en la
mañana del jueves y por motivos de trabajo no pude escuchar. Me coloque mis
auriculares correspondientes para no perderme detalle de lo que allí acontecía.
También es verdad, que me llamó la atención la terna de contertulios, de
renombre y cultura cofrade más extensa que la mía y por supuesto más profunda.
Escuchando a los
contertulios, es significativo que uno de ellos, hiciera mención a la cantidad
de procesiones sacramentales que ahora tenemos por nuestra ciudad, por no decir
la cincuentena que tuvieron en la ciudad hermana de Sevilla, el fin de semana
pasado, ¡qué envidia!, a la cual también hicieron referencia. Y es cierto, en
Sevilla cincuenta y en Córdoba creo que tuvimos, si no me equivoco al contar la
nada despreciable cantidad de dos el sábado por la tarde, cinco el domingo a la
mañana y dos más por la tarde. Eso hacen nueve en un fin de semana, ¡qué
maravilla!. Eso no lo hemos tenido nunca en nuestra ciudad, que yo recuerde.
Perdón creo que fueron diez, se me olvidaba una en un barrio de la periferia
cordobesa, que también existe.
Otro de los
locutores manifestaba que en una de ellas se podía ver la cantidad de gente que
hubo. Se refería a la del Sagrado Corazón de Jesús de San Hipólito. Y llevaba
mucha razón. Mucha no, muchísima gente acompañando a la Sagrada Imagen de la
Compañía de Jesús, pero estarían mejor delante y no detrás de la misma, bajo mi
humilde punto de vista. En pleno centro de la ciudad.
No sé si los
contertulios pudieron ir a ver alguna de las que se celebraban en las distintas
Parroquias de nuestra ciudad, buena parte de ellas organizadas por hermandades
Sacramentales. Yo si fui a ver todas las que mi cuerpo me permitió. Además
participe en una de ellas, portando a su Divina Majestad por las calles de un
barrio humilde.
Pude comprobar en
la tarde del sábado como estaba un barrio que por distancia parecía no hace
mucho tiempo, el pueblo más cercano de Córdoba. Llegue al final de la
celebración de la ceremonia y no exagero si digo que allí había mucha gente en
la Eucaristía. Y como decían unos famosos humoristas, por lo menos había
veintidós. Pues sí señor, cerca de las dos centenas de vecinos y creo que me
quedo corto, pero no quiero pecar de exagerado. Y lo que allí había eran
creyentes en casi su totalidad. Unos pocos de costaleros, pongamos unos treinta
con sus capataces unos cuatro y el resto miembros del barrio con los
integrantes de la hermandad y su Junta de Gobierno. Impresionante el ambiente
que allí se vivía y para colmo de más gente, la impresionante puesta en escena
de su banda que celebraba su jornada de puertas abiertas, que apareció una vez
terminada la ceremonia y se dispusieron a interpretar marchas procesionales con
alrededor de unos doscientos músicos más. Una pasada. Gloria para cualquier
costalero llevar una banda con esa cantidad de gente y sonando de categoría.
Hubo representaciones, si no conté mal, de diez bandas más. En un barrio de
fuera de la ciudad. El Naranjo.
Después estuve en
otra procesión en el barrio de Poniente que ya ha demostrado el sentido de su
procesión del Corpus. Impresionante la gente que había alrededor, quizás se
puede diluir con el cortejo, puede ser. Pero paso a paso, que por allí se hacen
las cosas con mucho criterio cristiano, católico y cofrade a la vez. Sí había
costaleros tanto llenos de experiencia bajo las trabajaderas como noveles en
este mundo del costal, pero llenos de emoción por poder llevar a la imagen de
la Inmaculada Concepción. ¡Qué bonita catequesis con un costal puesto!. Mas un
banda de unos sesenta componentes. Espectacular el ambiente que lo rodeaba.
El Domingo por la
mañana, sólo pude asistir a una. Acudí y participe en ella. En un barrio que
también esta lejillos del centro y en el cual se llevó al Cuerpo de Dios a los
impedidos. Pocos fuimos los componentes pero alrededor de las cien personas
acompañando al Señor. ¡Ah!, con una banda de acompañamiento musical de unos
cuarenta componentes más. En el Cerro, hay lo que hay, pero los vecinos
salían a sus puertas al paso del Señor. Sin costaleros…
Esa misma mañana
hubo más pero no puede asistir a verlas. Me quede con las ganas, pero el don de
la ubicuidad no lo poseo. Una pena, pero no pudo ser.
Descanse y me puse
en marcha hacia otro barrio no tan retirado como alguno de los anteriores, pero
que tampoco está cerca. Siete de la tarde y la fachada de San Vicente Ferrer
relucía espectacular. ¡Qué ambientazo en otro barrio castizo cordobés!, ¡qué
cantidad de niños acompañando al Cuerpo de Jesús!. ¡Cuánta gente del barrio
acompañando y cuántos vecino asomados a las ventanas, balcones y puertas!.
Además de la cantidad de altares pequeños y sencillos que había en el recorrido
al paso de la Custodia. Había costaleros, capataces y banda pero no eran los
importantes, eran acompañantes al sentido religioso de la procesión.
Me fui corriendo a
otro punto de la geografía cordobesa, a la Huerta de la Reina. Otra procesión
del Corpus. Chiquillo, ¿no tienes ya bastante?. ¡Pues no!, después les digo el
por qué. Mucha gente, quizás más en el cortejo que por los alrededores -me
alegro y mucho-, con sus costaleros, sus capataces y su banda, demostrando que
no es sacar por sacar, haciendo catequesis verdadera de fe, que ya vendrán
otros a querer quitarla. En todos estos sitios había gente de todos los
colores, edades y estados físicos. Simplemente querían demostrar fe y devoción.
¿El por qué que
les comenta anteriormente? Tengo cuarenta y cuatro años y antes, cuando acababa
la Semana Santa, sólo teníamos las procesiones del Corpus, María Auxiliadora,
Carmen, Tránsito y Socorro. Para mí es una alegría poder disfrutar de todas
estas. Haya más o menos gente. Sean del centro o de un barrio, del más cercano
al centro de la ciudad o del más alejado. Los cofrades queremos, con esta
cantidad de procesiones, seguir demostrando nuestra fe y lo demostramos con
educación, respeto y cultura. Respetamos a los que no les gustan y respetamos
que no vayan, pero respétennos a los que si queremos esto. Y sí, estoy a favor
de las procesiones por muchas que sean, porque es una manera muy especial de
seguir mostrando la fe, es una manera de que nuestra Iglesia este viva, con las
hermandades y no por supuesto a cualquier precio, sino con el verdadero sentido
que se les da. ¡Vivan las procesiones de Gloria!. Antes teníamos las justas y
ahora es una pena no poder disfrutar de todas.
A los contertulios
les digo que yo quiero tener estas procesiones, hay que demostrar en lo que
creemos y lo que somos. Pero siempre con un verdadero sentido católico y a la
vez cofrade. Sigan con su programa, echo de menos no tener más cantidad. Pero
gracias por lo que tenemos.
Sean felices y
cuidado con estos días de calor. Qué pasará cuando estemos en verano. No quiero
ni pensarlo, hermana prepara la piscina que voy de camino. Les quiero, nos
vemos la semana que viene.
Pachi Giraldo