LA
SERPIENTE QUE RODEA LOS MARTILLOS
Llevo unas semanas
leyendo y escuchando comentarios sobre capataces cesados, otros que pueden
serlo y otros que parece que no lo van a ser. La verdad sea dicha, que parece
ser que el mundo de las hermandades, tristemente, en un 80% se mueve por el
mundo de los capataces y costaleros. Es continuo el poder que siguen teniendo
tanto en juntas de gobierno, como en redes sociales, como en casi todos los
ámbitos de una hermandad o incluso del
devenir diario de los cofrades.
Unos comentarios son a
favor de los implicados en las noticias o rumores y otros comentarios son en
contra o mejor dicho muy en contra de ellos. Lo que si he observado, es la
falta de humildad de unos y otros. Aquí la arrogancia y la vanidad parecen
denominador común en todos. No he leído de ninguna de las partes, y he leído
bastante, que alguno o alguien se haya podido equivocar, ni por asomo. Todos
están en la posición de la verdad, sea o no así, pero lo que defienden cada uno
de las partes es su verdad y su “yoismo”. Porque yo he hecho, porque yo he
aguantado, porque he estado por el bien de los demás, porque yo y porque yo.
De verdad, que falta de
humildad más grande, tenemos en la vida actual y lo que es peor, esto lo
trasladamos a todos nuestros ámbitos. La culpa del otro o de los demás. Y todo
esto se hace por mantener o conseguir como sea o de la manera que sea un
llamador o martillo. Da igual como llegue a él o lo mantenga. Qué triste. Que
tristes somos, todos aquellos que nos consideramos por algún motivo u otro
capataz o contraguía o auxiliar.
Cuántos serían capaces
de dimitir o dejarlo por un amigo, o mejor dicho por un miembro de su equipo.
Permitan me que sea un iluso, pero sólo conozco dos o tres, y uno de ellos, lo
conozco muy bien. O cuantos otros, tienen ahora un martillo a costa de un amigo
o miembro del equipo sin importarles perderlo, nada más que por el hecho de
conseguirlo. Esa serpiente hay que saber dominarla, porque como te pique te
darás cuenta en otro momento de lo que fuiste capaz de hacer por conseguir o
mantener ese llamador.
Así que está visto y
comprobado que los hilos parece ser que se mueven en torno a esta terna negra.
La verdad que somos necesarios, pero no creo que seamos, los protagonistas de
todo. Cada uno sabrá cómo mover sus
hilos y lo que eso le conllevará a realizar, a costa de las personas o de los
amigos. Espero que se den cuenta antes de cometer una tropelía, aunque seguro
que la picadura de la serpiente será más venenosa que nunca.
Recuerdo en mis comienzos
de costalero allá en una pasito de gloria, el Corpus Chico de la hermandad del
Cister, o luego más tarde con el paso del Señor de la Oración en el Huerto, que
nos movían otros motivos, tanto a los de abajo como a los de fuera. También es
cierto que a lo mejor, no había otros para mandar los pasos, pero es que ahora
hasta un niño de poca edad parece que está en disposición de ser ya capataz.
Puede ser que algunos
hallamos dado motivos, pero no es menos cierto que habría que mirar todos los
factores, que conllevan a tomar una decisión de este tipo, tanto para un lado
como para el otro. Aquí no sirve siempre ver lo malo del otro, hemos hecho
examen de conciencia también el resto de los intervinientes. En una sociedad
con tantas redes sociales para comunicarse, la comunicación entre las personas,
cara a cara, parece que se va difuminando y cada vez interesa menos.
Los tiempos han
cambiado y evolucionan a una velocidad descomunal, donde tenemos que estar
preparados, por su rapidez. Pero observen que llevar un paso, como capataz, y
ser costalero tiene herramientas muy básicas. Respeto, educación, motivación,
compañerismo, amistad, trabajo, esfuerzo… Debajo de un paso van personas, con
unas herramientas básicas, un costal, una faja, unas zapatillas. Y si es por
fuera un traje negro con su corbata, y sobre todo trato personal donde animar,
motivar, enseñar, arengar. No hay que llevar ni ipod, ni Tablet, ni nada de
eso. Bueno aunque para la música, algunos llevamos lo último en tecnología.
Otros son mucho más clásicos. Entiendo que una posibilidad, por mínima que sea,
de poder tocar un llamador de un paso a costa de, la serpiente nos picará y
debemos de pensar si lo que conseguimos a costa de los demás merece la pena o
no. No quiero decir con esto, que no tengas que ser valiente, pero tampoco que
tengas que ser un cacique o un inquisidor.
O quizás la solución este mucho más cerca de lo que piensas o imaginas.
Bueno este fin de
semana tenemos una maratón de procesiones sacramentales, disfrútenlas. Serán
bonitas las carreras del sábado tarde, del domingo por la mañana y por la
tarde. Sean felices y extrapólenlo.
Recuerden las palabras
de ese capataz que deslumbraba por sus maneras, sencillez y humildad, D. Manuel
Santiago, que fue el que dijo lo de la serpiente que rodea los llamadores.
Pachi Giraldo
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