HASTA
SIEMPRE
La verdad que mi
artículo de hoy no iba por estos derroteros. Iba por otros de esta asquerosa
actualidad que tenemos de egocentristas que tenemos por cada loseta que
pisamos. Si por cada loseta que pisamos, porque hay más que botellines de cerveza
o perros descalzos. Cada uno se mira su ombligo y cada vez que tienen
oportunidad salen de sus bocas una estupidez detrás de otra. Con los guapos que
están cuando sus bocas de pitiminí
permanecen cerradas a cal y canto.
Y viendo los peculiares
caminos que se están cruzando y que algunos se van a convertir en verdaderos
laberintos, que pena que alguno no se quede en alguno de ellos y no pueda
encontrar la salida, sería un gran alivio para los demás que somos más que
sensatos y pacientes. A lo que iba que me voy del asunto que llena hoy mis
líneas de en mi huerto de los olivos. Y nunca mejor dicho. Qué pena que esta
“gente” por no llamarlos “tuza” no te hayan conocido. Si y lo digo así a boca
llena.
Sabía de tu existencia
pero no te conocía personalmente hasta unas elecciones un poco movidas y
revueltas que tuvimos en nuestra hermandad por aquel entonces. No viene al caso
recordarlas, sólo por el simple hecho que le puse cara a una de las personas
más importantes en la historia de la refundación de la hermandad de la Oración
en el Huerto. Por ello no supe o no fui capaz de darte las gracias y lo hago
ahora desde estas líneas.
El tiempo quiso que
nuestros caminos se cruzasen por los distintos cultos, salidas procesionales y
cruces de mayo y feria en las cuales la hermandad tenía presencia. No sé si era
el respeto que me imponías al verte o mi timidez de acercarme que no te
conociese más profundamente o cercanamente. Siempre acompañado de tu mujer
Rosario, que se llama como mi madre.
Así el tiempo pasaba y
cada vez conocía un poquito más de tu labor al frente de la hermandad, pero ese
frente siempre desde un sitio de humildad y sin que saliera a relucir tu nombre
a bombo y platillo. Llegaron otros tiempos y conocí a tus hijos. De los cuales
tengo especial admiración por tus hijos varones con los cuales tuve sus más y
sus menos en algunos aspectos de la hermandad en los cuáles no compartíamos los
mismos puntos de vista.
Pasó el tiempo y este
caprichoso y algunas veces este incomprendido tiempo quiso que compartiéramos
cuatro años en una Junta de Gobierno con tus hijos José María y Rafa. Sólo
puedo darles las gracias a ambos por los ratos que pasamos juntos trabajando
por la hermandad que tú refundaste con otros pocos de locos cofrades allá por
los años 70. Y ahí fue cuando pude comprobar y saber de tu humildad y de tu
solidaridad y comprensión con los más necesitados y siempre desde un sitio
humilde y sin llamar la atención más de los estrictamente necesario.
No quiero extenderme
mucho más solo quiero agradecerte desde estas humildes palabras tu labor como
persona creyente y cofrade. Las palabras que tanto tu sobrina como tu cuñado
dieron en tu sepelio, sólo dejaron entre ver a los allí asistentes lo buena
persona que eras y que este tiempo y esa maldita enfermedad no nos han dejado
poder seguir disfrutando más de tu presencia. El Señor orante en el Huerto de
los olivos te tenga a su lado rezando por tu familia y amigos, al igual que la
soledad del Señor amarrado a la columna le puedas hacer compañía allí arriba y
nuestra Virgen de la Candelaria sea la luz de tu nuevo caminar, bajo el Amparo
de la Gloria celestial. Hasta siempre José María.
Pachi Giraldo
Pd.- Sólo unas palabras
de uno que fue hermano de tu hermandad del Huerto, para darte de nuevo las gracias
por aquella locura de refundar esta hermandad.
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