POR
UNAS PULSERAS
Hoy no
hay jueves al sol, las circunstancias lo han impedido, pero no queda otra que
aceptar y rezar a la fe, esperanza y buen fin. Espero y deseo se encuentren bien
ustedes y sus respectivas familias.
La
vida en poco más de 4 horas te da un vuelco y te cambia en un chasquido de
dedos. Y en cada rincón, habitáculo, capilla, un televisor de seguimiento, sillas
postradas a la pared, o simplemente en la mirada de alguien con su compañera
infalible de penurias, la mascarilla, se pueden ver lo que dicen cada una de
esas miradas.
A la
misma vez, me ha quedado muy claro la cantidad de ángeles que revolotean
alrededor de cada uno de nosotros cuando caemos enfermos. Con sus uniformes de
gala blancos, azules y verdes, caminan por doquier en busca de una solución a
un problema. Con esfuerzo, paciencia, solidaridad, sacrificio y podría seguir,
en cantidades industriales para cada uno de nosotros.
Y sin
darse uno cuenta con la mirada puesta allí, en una pared blanca, en un cartel
de los que dicen mucho, pero leemos poco, o en un monitor para ver un nombre,
una voz me llama la atención.
Me
dice esa voz “perdona, eres cofrade verdad"… “Le contesto si, ¿por qué?” …
“tus pulseras me lo han dicho, ¿me podrías decir una imagen de Córdoba que sea muy
milagrosa?” … “claro, pero ¿qué te ocurre?” … “mi hermano se debate entre la
vida y la muerte” … “le dije por supuesto toma este botecito de gel hidroalcohólico,
yo les rezo todos los días y me está ayudando”… “gracias, ¿quiénes son estas
imágenes?” … “le contesto el Stmo. Cristo del Descendimiento y Ntra. Sra. del
Buen Fin”…”¡ah! los de la iglesia de abajo de donde sale el Señor del Silencio”…”si
esa es la parroquia del Campo de la Verdad, el Señor tiene mucha devoción en el
barrio”…”gracias, yo soy costalero del Prendimiento de Jerez"…”yo tengo la
suerte de ser uno de los ojos elegidos que guían a la Virgen"…”les rezaré
para que ayuden a mi hermano”…”claro hazlo y yo también lo haré por tu hermano,
no podemos perder la fe, la esperanza y el buen fin"… las lágrimas salieron
de nuestros ojos emocionados y consternados y sin conocernos de nada nos
fundimos en un abrazo con nuestras miradas…
Lo que
parecía haber terminado ahí, no fue nada más que el comienzo de buscarnos por
algún sitio de nuestra nueva estancia temporal… lo que no sabemos ninguno de
los dos es la temporalidad que estaremos uno y otro.
Al día
siguiente mi compañero de sufrimiento me buscó y me regalo una foto de su Señor
prendido en el huerto de los olivos jerezano con aires flamencos. No sé si nos
volveremos a ver, pero espero y deseo con mis oraciones la recuperación de tú
hermano y sé que tú harás lo mismo por mi padre.
Este
es mi artículo de esta semana, ya vendrán más jueves al sol. Sean felices y
extrapólenlo.
Pachi
Giraldo
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