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Inmersos, todos, en la precampaña electoral de los comicios municipales a celebrar el día 22 de mayo, para la ciudadanía el proceso de elaboración de listas electorales pasa de manera más o menos desapercibida, si bien las fuerzas políticas se preocupan por presentar una buena candidatura para ganar la confianza del electorado.
Actualmente, no es un secreto para nadie del contexto político que se denota un clima de desánimo y desesperanza en la población debido a la crisis económica y financiera. La ferocidad de esta crisis se pone día tras día delante de la ciudadanía cuando ésta observa como aumenta la cifra del paro. La ciudadanía mira y oye un debate político que, lejos de aportar reflexión y consenso ante la dificultad de la coyuntura presente, percibe unas actitudes impropias del escenario socioeconómico que se nos describe. Ante esta realidad, corresponde cooperar a todos. Creo que la excepcionalidad de la situación hace igualmente excepcional el marco institucional de presentación de propuestas y adopción de acuerdos. Es cuestión pacífica considerar que si la gente tiene trabajo, la sociedad avanza. Si bien no de cualquier modo, sino desde la defensa de un veraz progreso ético que mida su grado de implantación guiado por la consecución de mayores niveles de justicia social, pues sin justicia social, la democracia constitucional resulta poco creíble. Pierde su crédito.
Precisamente, para aportar mayor credibilidad a nuestra democracia, es necesario ofrecer respuestas políticas que pongan el acento en las políticas públicas de igualdad, participación y solidaridad que tienen entre otros efectos superar la moral individualista, pues no es razonable para la ciudadanía un mercado incompatible con la democracia, el bienestar y el progreso de las personas.
Obviamente, la defensa de estos valores o principios no se enarbolan solamente desde la estricta militancia política, sino también desde un auténtico compromiso de fe. Para muchos ciudadanos y ciudadanas, su fe les lleva a posicionarse a favor de la justicia social como la mejor forma de defender el bien común: la protección de los derechos, el bienestar social y la paz.
Por tal motivo, no puede resultarle extraño que desde la propia fe se den respuestas políticas. Estamos en un tiempo de crisis que requiere renovar nuestro compromiso haciéndolo compatible con el deseo de tender puentes entre la política y la religión. Por ello se justifica la participación de los creyentes en la vida pública. Es el caso de Paco Alcalde, el número 3 de la candidatura del PSOE-A a la Alcaldía de Córdoba, ex presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de esta ciudad, que se ha destacado por su compromiso incuestionable por Córdoba a través de su implicación en el tejido asociativo civil y religioso, quien a lo largo de ocho años de mandato, ha normalizado el funcionamiento de la Agrupación, ha mejorado la presencia de las hermandades en la vida del municipio su mayor disponibilidad de recursos y la proyección de nuestra tradición cofrade como factor de desarrollo.
Su incorporación al proyecto socialista de Córdoba contribuirá a integrar de manera explícita los valores cristianos en la acción política, el diálogo cooperativo entre el poder público y las confesiones religiosas y subrayar la colaboración entre lo religioso y lo social en el acompañamiento con los más necesitados de nuestra ciudad, concretizada en dar respuestas que mejoren la vida de las familias, las personas y, especialmente, la de los jóvenes de Córdoba.
Además, con Paco Alcalde en la lista del PSOE-A de Córdoba se reconoce desde la política a nuestras hermandades y cofradías; un gesto que podrá significar la invitación de este sector a la construcción cotidiana del modelo de ciudad.
Probablemente, la integración de Paco Alcalde al proyecto del PSOE-A de Córdoba, por su talante osado, podrá contagiar a una gran mayoría de nuestra ciudad de este espíritu positivo para dar mejores respuestas políticas desde la fe, que junto a la confianza (tan necesaria), se sumen a las buenas palabras las buenas obras. Su incorporación a la política municipal cordobesa contribuirá a hacer políticas justas en interés y protección de la gran mayoría.
