UNA
CUARESMA CONFINADA (2)
No sé si es el décimo cuarto o
décimo lo que sea día confinado en casa. Cuanto me siento a escribir sobre las
varias opciones que tengo en la cabeza, la posibilidad de trasladar las salidas
procesionales a otra fecha, ya que la Semana santa es cuando es, nada más.
Cuando leo y escucho las distintas opciones, de cambiar otros eventos a otras
fechas por la reactivación económica, todo me parece lógico dentro de esta ilógica
situación que estamos viviendo.
Leo por las redes sociales los
comentarios de unos y otros referente a los temas de actualidad, incluso opino
y me llevo discusiones con gente que me demuestran que tienen otra manera de
ver las cosas, unas veces con sentido y otras con una locura desorbitada, que
puedo achacar a las tendencias políticas pero nunca entenderé que defiendan con
ese cinismo, fanatismo y ahora si lo voy a decir, con fascismo y me da igual de
donde provengan sus interpelaciones. Lo demuestran con las continuas faltas de
respeto y abnegando lo que es evidente como la vida misma. Allá ellos. Sólo
faltas de respeto por que otros opinemos al contrario que ellos. Me parece
escatológico todo esto.
Cada uno que haga y diga lo
que quiera pero dentro de un respeto y educación hacia los demás, cosa que cada
día hay menos. Parece que nos gusta estar enfadados con el resto de los que no
piensan como ellos.
Pero todo se me viene abajo al
leer, escuchar y ver en las noticias que ayer en España, fallecieron 738
personas por esta maldita pandemia. No sé quiénes son, no sé si son más o menos
creyentes o agnósticos, no sé si son de una tendencia política u otra o de
ninguna, me da igual. Sólo pienso que toda esta gente lo está pasando muy mal. Sean
los enfermos y sus familias. Sean los asistentes sanitarios que lo están
pasando fatal ante la imposibilidad de dar a todos, la asistencia que se
merecen las personas y por la falta de medios y por las horas y el estrés que
tienen cada uno de ellos. Por los motivos varios que cada uno de nosotros
conocemos y que ya veremos como cada cual interpreta.
Las consecuencias económicas
que ya estamos teniendo, y aún no sabemos como acabará este tiempo. De momento
los negocios casi todos cerrados, algunos trabajan, los menos y otros cuando
empecemos a trabajar de nuevo veremos como lo podemos hacer y en qué
circunstancias. Hablo con personas asustadas de esta situación, de que puede
pasar simplemente con el hecho de bajar a comprar una barra de pan o un litro
de leche.
Yo ahora, rezo y pido para que
esto acabe. No sé si es una opción buena pero es mi opción. Me acuerdo de gente
que seguramente de mí no querrá saber nada, me da igual. Espero y deseo que
todos estemos bien y que pase este peligro y sobre todo para personas que
tienen algún tipo de patología.
Voy a seguir pensando igual
que hasta hace un momento por mucho que alguno se mofen de mis pensamientos.
Voy a seguir siendo el mismo, mirando como el azahar se cae de los naranjos,
con una tristeza que hacía años no veía. Voy a seguir siendo el mismo, mirando
fotos en mi móvil que me recuerden que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Recuerden lo que teníamos y no supimos ver ni aprovechar en su justa medida.
Sean felices dentro de las
posibilidades de cada uno. Los amargados en solitario que sigan y no cambien,
será difícil con su aptitud. Los valientes que se meten en todo lo que no les
importa, que tengan cuidado de no encontrar a su valiente que les corte las
alas de raíz. Los amargados que sigan amargando en vez de tomarse un azucarillo
y empezar a endulzar. Nos vemos en una semana.
Pachi Giraldo
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