…Y
LLEGÓ…LA VIVIMOS…Y SE MARCHÓ…
Pues como el que no quiere
hemos entrado en la quinta semana de confinamiento. Todos esperábamos la semana
pasada como una de las más importantes de nuestras vidas. Y creo en cierto
modo, que lo fue. Lo fue porque aun sabiendo, que no podríamos realizar las
procesiones que cada uno de los cofrades trabajamos por ellas, en la medida de
nuestras posibilidades o responsabilidades, cuando llego la Semana Santa,
intentamos que los sentimientos no afloraran como lo hicieron.
Una semana de Pasión, en
muchos sentidos y aspectos. Para comenzar siendo el más importante de todos y doloroso,
le duela a quien no le duela, por la cantidad de fallecimientos, a día de hoy
18.579, una auténtica barbaridad. Que sigue habiendo en nuestro país a causa de
esta pandemia cruel y silenciosa, y por el resto del mundo. Le siguen muchos
otros y cada uno que los coloque en el orden que crea conveniente. Otro es con
la intensidad que cada uno de nosotros hemos vivido nuestra particular pasión.
Una semana llena de detalles
que quizás antes no éramos capaces de ver o incluso vivir, por estar inmersos
en el jolgorio de la salida procesional. Las hermandades con sus hermanos hemos
dado muestra que sabemos aceptar los golpes tan duros que nos proporciona la
vida. Este en especial, por que nos ha tocado de lleno por dejarnos sin ver la
catequesis por las calles de nuestra ciudad o de otras ciudades.
Pero lo mismo que esta
pandemia nos privado de poder ver, nuestra Semana Santa, hay otras pandemias a
diario que no queremos ver. Y haberlas hay las. Si tuviesen un poco de
curiosidad y buscaran por internet, hay una pandemia que es brutal, cruel,
horrible y muy pocos dicen algo. ¿Saben cuántos niños mueren por la hambruna al
día en el mundo?
Por favor búsquenlo que se
llevarán las manos a la cabeza.
La vida es así y a cada uno de
nosotros nos ha tocado vivir, pues donde nos ha tocado. No hay que darse golpes
de pecho ni rasgarse las vestiduras, que va no hace falta. Que después quedamos
todos retratados. Hay que ser más humildes, honestos, sinceros, en definitiva buenas personas.
Si lo digo por esos que se dan
como ejemplares en la vida y solo les gusta, eso que se les vea como echan las
monedas en el recipiente metálico de las monedas. No vale para nada.
Fanfarrón. Lo que vale es que
teniendo o sin tener, se ayude a las personas que no tienen o lo están pasando
muy mal. Ejemplo, las personas que se van al Banco de Alimentos a echar una
mano, para simplemente llevar una caja o cesta de comida a los más necesitados.
¿Y quiénes son? Gente humilde y que no alardear por doquier. Necesitados que
pueden ser tu vecino de abajo, un abuelo o abuela que se encuentren solos en su
piso, un enfermo que no pueda acudir a un centro sanitario, podemos ser uno de
nosotros en cualquier instante. Ejemplo, el vecino que compra para aquellas
personas que con riesgo de poder enfermar no salgan a la calle. Ejemplo, un
hijo o un nieto que ayude a un padre o un abuelo, un amigo preocupado por la situación
de un amigo, un policía que ayuda a que un niño sea feliz, los sanitarios que
se están dejando su propia vida por los demás, habrá acto más valioso que ese.
Hay muchos ejemplos en la vida que están tan cerca que nuestra ceguera nos
impide ver.
La semana pasada cada uno de
nosotros vivió su particular Semana Santa. Hubo momentos para el recuerdo, para
la tristeza, para la euforia, para la gratitud, para la sensatez, para la
oración… Deberíamos de analizarnos cada uno de nosotros un poco más allá de
nuestro campo de visión, que por desgracia suele ser muy corto de miras.
Recuerden que el pasado domingo Él resucitó, no hace tanto de este hecho.
La Semana Santa se marchó pero
hay que seguir con la cruda realidad de esta etapa que nos ha tocado vivir. Seguimos con otra semana de Pasión. ¿Cuántas
quedarán? No lo sabemos de momento. Cada uno es libre de tener sus pensamientos
y decisiones, pero pensemos si eso podrá ayudar a los demás o no. Piensa si tus
acciones o decisiones pueden molestar a los demás, por solo tu ego vacío de sensibilidad
y sentimientos.
Sean felices y extrapólenlo desde
la virtualidad. Emanen energía positiva, por favor. Somos unos privilegiados y
solo sabemos quejarnos.
Pachi Giraldo
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