¡¡¡VIVA EL ALCALDE PERPETUO DE CÓRDOBA!!!
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Foto: Pachi Giraldo |
El día amaneció, como no podía
ser de otra manera, con un azul cielo cordobés, a modo de palio eterno para el
evento que se iba a tener lugar ese sábado en Córdoba.
Se respiraba un aire especial
en nuestra ciudad, se contaban los segundos para que llegara la hora señalada
para salir la procesión.
Córdoba, se estaba engalanando
con la belleza de sus patios, Córdoba, se acicalaba como esa mujer cordobesa
bella como ella sola, Córdoba, se ajustaba su traje de luces cuan torero eterno
de la ciudad de los califas en el arte del toreo, Córdoba, preparaba otra
jornada para su historia milenaria con sus historiadores universales, Córdoba,
rellenaba una de sus recetas médicas para deleite de su protector, Córdoba,
esperaba la apertura de la Iglesia del Juramento.
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Foto: Pachi Giraldo |
La ocasión demandaba a su
ciudad engalanada con sus mejores guarniciones. Allí se encontraba él, con
majestuosidad y bondad. En lo alto de su paso con su gallardía de buen
cordobés, solo le faltaba un sombrero de ala ancha y una buena capa cordobesa.
Y llego la hora nona en la
cual Córdoba, esperaba a su protector, Córdoba, alabó a San Rafael como se
merece y deseábamos los hijos de esta ciudad. El pueblo, allí, contemplaba su
salida dificultosa, y por un momento se pudo contemplar a San Rafael mucho más
cerca de cada uno de nosotros. Casi a la misma altura de cada cordobés que con
sus súplicas y rogativas volvían a pedir al arcángel custodia un 7 de mayo y no
un 24 de octubre.
El recorrido fue un tsunami
humano acompañando a San Rafael. Hubo momentos muy emotivos y especiales, como
no podía ser de otra manera, el día lo era. La comitiva avanzaba y se
escuchaban las adulaciones y loas, seguidos de aplausos al paso del custodio.
Le llovieron pétalos de flores
al alcalde eterno de la ciudad, calles que se empequeñecieron al paso del
cortejo y de los cordobeses, la música acompañaba con una calidad buenísima, quizás
un poco seria a lo mejor faltó un poco más de algarabía, pero la tarde era
majestuosa.
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Foto: Pachi Giraldo |
La noche se adentró en la
ciudad y el paso por plaza del Socorro y Corredera fue emotivo y espectacular.
Ver a San Rafael por los arcos que dan acceso y salida de la antigua plaza de
toros de la ciudad fue sencillamente impresionante.
La vuelta, fue desgranando el cortejo,
pero aún así era evidente que San Rafael estaba en la calle con el
acompañamiento de los fieles alrededor del bienaventurado ángel.
La llegada a su plaza fue el
colofón a una tarde noche inolvidable en la memoria de los cordobeses al poder
disfrutar de su arcángel protector.
Pachi Giraldo
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