CALENDARIO COFRADE

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miércoles, mayo 30, 2012

FRAGMENTO PREGÓN SEMANA SANTA DE CÓRDOBA 2008 Dª. INMACULADA LUQUE CALVO


Y con el despertar del nuevo día, a cada día que pase, los cofrades nos iremos haciendo más grandes, más fuertes, pondremos puntos y comas donde no los había, sacaremos punta a nuestros lápices y seguiremos descubriendo atardeceres desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Moveremos a Córdoba desde San Antonio hasta San José y Espirito Santo, desde San Fernando a San Nicolás, desde la Trinidad hasta San Lorenzo.
Son los barrios, oídme, los barrios los que andan y mueven nuestro apasionado Lunes Santo. Gritadlo, señores, que hablamos de la sal y la canela, del tomillo y del romero. Gritadlo señores, que vienen desde allí, desde allí lejos a situar sus cruces de guía hasta aquí. Y es el sol deslumbrante el protagonista, y son acordes gloriosos los que acompañan a las diferentes cofradías. Suena amor en toda Córdoba. Este día estallará la ciudad en pasión pero como contraste se organizará en las calles la tragedia, el lamento rodeará los labios y la boca, difuntas palabras representaran la majestad divina del Crucificado. A la Córdoba cofrade parece que le gusta que su Dios esté Muerto. En contrapunto, al cofrade le gusta verse en Dios vivo, poder de ternura, poder de amor, poder de grandeza. El Cofrade cordobés mezcla la serenidad y la paciencia convirtiéndola en Humildad Coronada, Salud en abandonada espera, crudeza en adoración a la Santa Vera Cruz. Córdoba se indigna ante Caifás y como solera de centro clásico, Córdoba cofrade se reunirá para ver como Pilatos dicta injusta sentencia de muerte. ¡ Que lo maten !
Redención, divino arte y maneras. Un poder de armonía impresionante. Redención, me secuestráis mi alma cuando os veo, cuando mi vista alcanza al último músico de vuestra banda, es tal la emoción de mi espíritu, que veo luces a lo lejos, como si viera la candelería del palio de vuestros amores, y como espejo pulido, veo una Estrella brillar alumbrando la noche. Y es quizás mi corazón mariano el que me mueve el latido y me lo pellizca, y un repeluz a la altura de mi cuello, me hacer cerrar los ojos para verlo brillar de nuevo.

Estrella, serás estrella,
la que ilumine senderos.
Que la Huerta ya tiene Reina,
que es Estrella luminosa,
brilla con luz armoniosa
sin pena y sin consuelo.
Y por aroma, una rosa,
Primor de miles te quieros.
Que la Huerta ya tiene Reina,
Estrella, por siempre, Estrella.
¿Quién dice que no tienes palio
que vaya sembrando huella?
Con ese nombre que tienes,
¡guapa, mocita temprana!
te gritaran desde lejos.
¿Cuál es ese palio que brilla
con tanto primor y templanza?
¿ No lo sabéis ?
De la Huerta, con su Reina,
Estrella de la mañana

ENTREVISTA FAMILIA REGUERA EN TELESEVILLA (3/3)

AQUELLA SEMANA SANTA

martes, mayo 29, 2012

SALIDA DE LA VIRGEN DEL ROCÍO DE SU ERMITA 2012

PROCESIÓN MARÍA AUXILIADORA DE RONDA 2012

FRAGMENTO PREGÓN DE SEMANA SANTA DE CÓRDOBA 2011 D. LUIS MIRANDA GARCÍA


III. Rosario de manos

De tanto encomendarnos a San Rafael, a quien Dios dejó de guarda de esta ciudad en los airosos monumentos de sus triunfos, acaso podamos subirnos con Él a sus alturas. No a aquellas celestiales que no se nos abrirán hasta que no se cumplan los días en la tierra, sino a los pedestales olímpicos de sus columnas que llegan al cielo después de alimentarse de todas las raíces de Córdoba: el fuste que los romanos tomaron de los griegos y de los que aprendimos los valores y el pensamiento; el arcángel que protege en su camino a los israelitas, permanentes peregrinos hacia el reino que Dios promete, y cuya devoción y memoria recogieron los árabes, que aseguran que por su intercesión Dios nos pone a las personas más importantes de nuestro camino; el San Rafael católico que venció a las iconoclastias y sin renunciar a nada de todo lo heredado se introdujo en sus calles y en sus hogares y se alzó, airoso y servicial, en sus plazas, para que los cordobeses supieran que bajo la sombra de sus alas encontrarían la medicina divina que todo lo cura.
Subidos al pedestal barroco que vigila el río que le da sangre y el templo que bombea toda la vida por sus calles, escucharemos lo que San Rafael nos cuente del pasado y del presente. A la altura de sus imágenes de piedra veremos Córdoba como si fuésemos pájaros y sobre ella trazaremos una cruz, la misma que resume aquello en lo que creemos y cuenta por qué la semana que ya nos toca en las puertas del alma se llama Santa. Y así, con sus puntos cardinales tendremos los dos brazos en los que Jesús extendió los suyos y sabremos que en el lado oriental, en la calle que se llamó del Sol porque la ciudad antigua amanecía por allí, nos llegará la Semana Santa, con el mismo Crucifijo que soñamos que vino con San Fernando para hacer esta ciudad otra vez cristiana.
Si algún año nos hubiésemos dejado llevar demasiado por la fuerza de la costumbre y nos preguntáramos qué buscamos en el barrio de Santiago el Domingo de Ramos, de inmediato lo sabríamos cuando viéramos otra vez levantarse al Cristo de las Penas entre un rosario de manos que aplauden, y a lo mejor por esta vez no está de sobra; de manos que quieren acariciar su cruz porque saben, como aquellas mujeres del Evangelio, que con sólo rozar sus vestiduras estarán curadas de lo que les aflige; de manos que llevan las yemas de los dedos a su paso y después se santiguan, estremecidas; de manos con pudor de besar la madera oscura que sabe de tantas confidencias; de manos que toman otras manos como para transmitirse, sin que nada se pierda, tanto amor como va y viene del Señor.
Y entonces nos preguntaremos si es verdad que otra vez, que otras veces, vimos venir el paso por la calle estrecha, con los brazos de la cruz besando la cal de las paredes, si escuchamos por primera vez la música que parece salir de nuestra alma porque en ella vive desde que éramos niños, si de verdad son nuevas las lágrimas de la Virgen que mira al cielo, si nos suena en realidad la fragancia morada de los lirios. Nos preguntaremos si lo vivimos otra vez o si acaso es la misma de todos los años, porque es Domingo de Ramos y, más que trajes o zapatos que no entienden de lo que pasa dentro, vamos estrenando un corazón que quiere saberlo todo, beberse hasta el final la Semana Santa. Por eso acabamos de empezarla y tememos que se nos escape y queremos verlo venir otra vez, y no nos resignamos a perderlo cuando avanza buscando la Corredera, y en secreto y sin palabras le contamos al Cristo de las Penas todas las cosas que en nuestra vida han cambiado de un Domingo de Ramos a otro. 
De verdad entonces estaremos en Semana Santa, la fiesta que amamos, aquella con la que marcamos el paso de nuestra vida, aquella que además de en las calles, sucede en el interior de nuestro pecho, allí donde lo exterior llama con suaves nudillos para que las ventanas de secretas estancias se puedan abrir dejando entrar toda la luz. Corremos presos de la impaciencia por la ciudad, sorteando las bullas, aliviando las esperas, pensando en vano que cuanto antes disfrutemos a las cofradías en las calles más nos durarán en la tarde eterna. 

ENTREVISTA FAMILIA REGUERA EN TELESEVILLA (2/3)

jueves, mayo 24, 2012

FRAGMENTO PREGÓN DE SEMANA SANTA DE CÓRDOBA 2010 DE D. ANTONIO J. GUILLAUME SEPÚLVEDA

Y tras la Cena, iremos a San Francisco a que Cristo nos enseñe
a rezar.
Siempre serás, Señor de la Oración, mi Maestro en el monte de la
soledad. Siempre estarás a mi lado anclando de rodillas la esperanza, abriéndome el Cielo con el vuelo de tus manos, aliviándome los tropiezos en mi olivar de dudas. Siempre desatarás los nudos que me atenazan la garganta rumbo al puerto de tu mirada, porque nunca más que en el Huerto fuiste tan parecido a mí, tan débil, tan frágil, tan incierto. Cumpliste la voluntad del Padre en la capilla de mi infancia, y te floreciste en azahares de costal y fatiga nazarena. Y cada Domingo de Ramos vuelves a llevarte todas mis tentaciones, sorber todos mis tragos de agonía, sudar todas mis sangres; vuelves a despertar un suspiro de Cofradía rebelada contra el vencimiento de los durmientes, que levanta a puñados el cáliz amargo de tu abandono ciñendo el Compás con un solo corazón de ángel consolador; vuelves a atardecer en el alma de un niño, nazareno verde y blanco, refugiado en el deseo de aprender a rezar de nuevo.
Qué pequeño soy, Señor,
para haberte merecido,
qué poco puedo ofrecerte
y cuántas cosas te pido,
Por eso, déjame estar
de nuevo en tu mar de olivos,
déjame andar a tu lado
en mis pasos peregrinos.
De nuevo quiero rezar
tu Oración cada Domingo,
y alumbrar tu soledad
ofreciéndote mi cirio,
De nuevo velar tu noche
amarga del sacrificio,
con mi andar de penitente,
yendo despierto contigo.
De nuevo rogarle al Padre
que te aleje del abismo,
que pase el cáliz de hiel,
cruz, agonía y martirio.
De nuevo verme de hinojos
al salir de San Francisco,
sosteniéndote las manos
rendidas ante el suplicio.
De nuevo buscar la fe
desde tus ojos benditos,
cuando el ángel reconforte
tu corazón afligido.
Y de nuevo compartir
tu padecer infinito,
mientras estallan tus sienes
sangrando sudor divino.
Déjame secar tus labios
cuando bebas tu destino
haciendo Su voluntad,
cumpliendo fiel Su designio.
De nuevo en Getsemaní,
Huerto de flor renacido,
misterio de la Oración
que me tiene redimido.
Allí empezaste a salvarme,
y me hiciste tu testigo,
por eso, de nuevo quiero
que hagas mío tu camino,
de nuevo, Señor del Huerto,
de nuevo, Señor, contigo.

HDAD. DE LA VERA CRUZ 2012, S.S. CÓRDOBA LUNES SANTO