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miércoles, octubre 13, 2010

EL FERVOR LUCENTINO LLENA CÓRDOBA

La Virgen de Araceli preside el noveno Rosario de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, al que acudieron cientos de personas en procesión hasta la Catedral

Lourdes Chaparro | Actualizado 13.10.2010 - 01:00

Dice el hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli de Lucena, Antonio Crespillo, que "siempre que se mueve la Virgen hay agua". Y qué razón tuvo ayer, ya que minutos antes de que diera comienzo el noveno Rosario de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba la lluvia era más que evidente y los presagios en la calle no eran muy buenos. Sin embargo, la archicofradía lucentina no tuvo reparos en sacar a la calle a su patrona, a pesar la fina lluvia de primera hora de la tarde. A eso de las 17:15, los santeros pusieron en la calle a la patrona del Campo Andaluz con rumbo a la Catedral desde la iglesia de Nuestra Señora de Araceli, ubicada en la calle Ángel Ganivet.

Fue en 1948, según relató Crespillo, cuando un grupo de lucentinos residentes en la capital fundó la hermandad filial en la iglesia de la Compañía. El máximo responsable de la Archicofradía de María Santísima de Araceli recordó también que hasta hace "unos 15 años se salía en procesión con un trono desde este iglesia" y la de hoy -por ayer- "es una salida extraordinaria que se hace".

"Para nosotros es un honor pasear por las calles de Córdoba el tesoro de Lucena", sentenció Crespillo. Buena prueba de ello es el fervor que despierta entre los lucentinos la Virgen de Araceli, cuya festividad se celebra cada primer domingo de mayo y que paraliza a este municipio de la Subbética. Es más, cientos de lucentinos quisieron arropar a su Titular y, para ello, según el hermano mayor, se pusieron a disposición cinco autobuses, a las que se sumó "la gente que ha venido en sus coches desde Lucena".

Antes de que diera comienzo el rosario vespertino y antes de que la veintena de santeros de la cofradía matriz de Lucena portaran a la Virgen, en el templo se rezó una Salve y los fieles cantaron al unísono y con total devoción el himno de la Virgen, que concluyó con sonoros vivas.

Preparando a los jóvenes que se encargaron de portar en parihuelas hasta la Catedral a la Virgen, el padre del manijero de este año -el responsable del llevar el paso-, José Cantero, subrayó la importancia del acontecimiento, tanto para ellos como para los lucentinos que residen en la ciudad: "Para nosotros, el acto de hoy representa trasladar el sentimiento aracelitano a la capital, es un día muy grande". Cantero destacó también con orgullo el puesto que ocupa su hijo, Óscar Cantero, ya que "es el que manda a la cuadrilla para que el paseo sea respetuoso a lo largo de toda la procesión".

A diferencia de los pasos que salen en procesión en Córdoba, los que portan en Lucena llevan unas almohadillas que amortiguan el impacto del peso sobre los hombros de los santeros y unas cuñas para repartir el peso entre toda la cuadrilla. Al frente de esta última va el manijero, que es el encargado de que la procesión salga bien. No en vano, Óscar Cantero fue el responsable del toque de la campana durante la procesión hasta la Catedral, donde se celebró la misa del Campo Andaluz para hacer que los santeros avanzaran o se detuvieran.

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