Ayer a pesar de que parecía que los malos augurios parecían que volverían a estropear la jornada del Lunes Santo, la verdad que no fue así y pudimos disfrutar de un día precioso. Ni que decir tiene que las cuatro hermandades primeras me dejaron un gran sabor de boca. Por que ayer Córdoba fue mariana por excelencia. Los cuatro palios anduvieron con una elegancia que no tienen que envidiar a ningún otro sitio. Fue un continuo despliegue del saber andar por cada uno de ellos. Uno más serio que los demás pero con un estilo cada año más defino y estilista. Por cierto, los candelabros de cola de Gracia y Amparo, otra maravilla de la orfebrería cordobesa de D. Emilio León. Los otros tres de barrio, barrio, barrio. Como me gusto las formas de este trío que enseñaron a Córdoba que se puede andar de hermandad de bulla pero con mucha elegancia y categoría.
Y los pasos de Cristo, también estuvieron a gran altura. Pero ayer para mi humilde punto de vista Córdoba fue mariana.
Ya de noche llegó las verdaderas Estaciones de Penitencia rezadas y del silencio y respeto. Sobre todo me quedo con el paso de la cofradía del Remedio de Ánimas a su paso por Santa Victoria. Escuchar a los hermanos rezar el Rosario y a los que allí estábamos congregados impresiona junto a la nube de incienso que da paso al cuerpo sin vida del Stmo. Cristo del Remedio de Ánimas.
Ah, por cierto a la Policía Local, tiene que ser complicado quitar dos de los barrotes que tienen en el suelo al inicio de la calle Rodríguez Sánchez, para el paso de la hermandad del Vía Crucis. Pachi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario