¡AY! MADRE
La verdad que en el transcurrir
de la vida, hay fechas que nunca se podrán olvidar. Una de esas fechas a las
cuales estamos muy unidos, dejando atrás nuestras fechas personales, hay una que,
por encima de casi todas, tiene una relevancia y notabilidad que está por cima
de casi todo.
Esa fecha como no podía ser de
otra manera tuvo lugar el pasado domingo. La festividad de las madres. Cada uno
de nosotros tenemos la nuestra, y sea como fuere, no hay mejor madre que la
nuestra. Con solo pronunciar el nombre de madre, los recuerdos, instantes,
lecciones y porque no decirlo, las regañinas que nos daban cuando no hacíamos
las cosas como nos pedían se quedaron para siempre en nuestro interior lleno de
experiencia.
Cada uno de nosotros se no
llena la boca al hablar de ellas y si es para realizar alguna ocurrencia, aún
más. Los que tenemos la suerte de seguir disfrutando de ellas, debemos de
valorar lo que tenemos. Los que por otro lado la vida les dejo con ese hueco,
recuerden cada día un simple hecho que no es otro, que la mirada de una madre a
un hijo.
La subsistencia de los
acontecimientos que nos deja este camino, nos muestra lo mejor de cada una de
ellas. Y mira que le habremos hecho trastadas, que eran para cogernos de la
patilla, o ese lanzamiento de zapatilla que no sabemos como o porqué llega a su
objetivo, por difícil que pareciera dicho objetivo. Los momentos en los que
deleitamos junto a ellas, nos hacen darnos cuenta de lo que es una madre, y por
ende de valorar todo lo que nos inculcaron a través del tiempo.
Cada mirada, cada beso, cada
caricia… cada regañina, cada una de ellas con sus limitaciones, que por muchas
que pudiesen tener, a nosotros no nos importan ni molestan, ellos son la
palabra perfecta, son todo aquello que nos hace falta en ese momento que parece
que la vida se enturbia como una tarde de tormenta, o ese amanecer con un cielo
perfecto de color azul, o ese pañuelo que ayuda a reposar una lágrima de
nuestra cara, o ese ya te lo dije que esto pasaría…
¡Ay! Madre que maravillosas
sois…
Cambiando de tercio, que viene
semana de toros a nuestra ciudad, parece que con la inercia que están tomando
las vacunas y con ello menos posibilidad de contagio para los vacunados, los
que aún estamos a la espera de nuestra fecha debemos de seguir teniendo mucha
precaución porque en cualquier instante nos podemos encontrar de frente con el
bicho de las narices.
Pero no es menos cierto, que,
se empiezan a ver destellos de luz dentro de este túnel que llevamos metidos en
el catorce meses, qué barbaridad. Cómo pasa el tiempo. Y no por ello la ilusión
sigue “in crescendo” y vemos que se empiezan a organizar eventos en los cuales
se ven a grupos nutridos de personas en ellos.
Medidas de seguridad
sanitaria, todo lo que conlleve esta situación de la pandemia, pero no me
negaran que el gusanillo empieza a despertar de su letargo. El otro día
escuchaba una editorial de un periodista jerezano, que comentaba que mira que
los cofrades somos buenas personas y tenemos aguante y paciencia, pero a la
misma vez, daba a entender que, si se están abriendo otro tipo de actos, por
que no se pueden empezar a abrir los actos cofrades desde las instituciones
gubernamentales y eclesiásticas. Porque al final de su alocución decía que
además de buenos y pacientes, también parecíamos tontos. Y le doy mucha razón a
su comentario.
Lo mismo deberíamos de pedir
que ya se podría ir dejando un poco más de libertad para los actos que las
hermandades y cofradías organizan, como otros lo están comenzando a hacer.
Bueno, les dejo por esta
semana, sean felices y extrapólenlo. Empecemos a tener un poco más de valentía
que creo hemos sido muy buenos alumnos, en esta etapa tan difícil y complicada
de nuestras vidas. Hasta la semana que viene si Dios quiere. Hoy es festividad
de Santo Domingo Savio.
Pachi Giraldo
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