Debo de reconocerles que este
año 2019, no está siendo el que uno había pensado, allá por los últimos días del 2018.
Todos nos hacemos unas ilusiones, en casi todos los aspectos de la vida. Qué después
serán o no serán, pero que más o menos te marcan o te hacen tener una
referencia en nuestro devenir diario.
Todos tenemos esos proyectos,
llenos de esperanza, deseando que puedan suceder. Pero claro, la vida es como
es. Caprichosa, inesperada, traidora, amorosa, sorprendente, servicial,
honesta, simplemente lo que viene siendo la vida de cada uno de nosotr@s.
La verdad que cuando menos te
lo esperas te encuentras con sorpresas, en la mayoría, en los tiempos que
estamos. Y porque digo esto. Muy sencillo. Hoy le damos mucha importancia en
nuestro ámbito en el cual nos movemos, a los comentarios de unos y otros. Nos
influyen mucho, en nuestro estado anímico. Y mucho es mucho.
Es raro no escuchar alguna
noticia, que nos molesta más de la cuenta, o que nos cuesta trabajo entender.
Una de envidias, de egocentrismos, que nos demuestran que sólo estamos para lo
bueno y claro que eso bueno sea para mí. Y si es para otro, cómo que no le damos
la misma importancia e incluso le restamos valor. Es triste pero es así. Somos
así.
Nos postulamos en función, de
si a mí, me puede beneficiar o perjudicar. Y es así. Realizamos comentarios que
a menudo no nos damos cuenta del daño que pueden ocasionar sin importarnos, qué
daño pueden ocasionar por el otro lado. Estamos llegando al final de otro año,
que si nos pusiésemos a analizar, seguramente, se parecerá mucho a alguno
anterior. Exceptuando por algún acontecimiento o hecho extraordinario que se
suele dar en nuestras respectivas vidas. Sólo nos miramos a nosotros mismos, y
antes de dictar una sentencia porque no nos sentamos y hablamos. Sólo se ve la
parte que le interesa a cada uno.
Y cuando alguno de nosotros lo
está pasando muy mal, los que antes eran amigos, ya no se acuerdan de ti. Ya no
les interesas, porque de alguna forma, ya se aprovecharon de tu gestión y ahora
como prefieren verte fuera, pues eso, lo hacen y lo peor de todo sacan pecho de
ello. Después se golpean el pecho y lo sacan cual palomo quiere cortejar a su
paloma. Tonto de ti. Sólo sirves para eso.
Ahora cuando ese que antes fue
tú amigo, de verdad, está mal, muy mal, a ti ni por asomo te sale ir a verlo,
porque tu pecho hinchado se vuelve, como dice un gran amigo mío, en una cagueta
que te llega el caldillo a los tobillos. Esos abrazos y besos que se dieron,
donde están ahora. Esas palabras de yo por ti hago lo que haga falta, se las
lleva el viento. Es así de fácil y de cruel a la misma vez. El respeto, se ha
perdido y opinamos sin saber que hubo antes.
Menos mal, que aún hay personas
que no son como estos mendrugos de pan duro, que sólo sirven para ser
picoteados por palomas. Así que ver a un hombre, muy jodido, pero que muy
jodido, con esa fuerza y ganas de vivir la vida, y ayudar a los demás aun
cuando él se encuentra para que lo ayuden a él. Con esas ganas de vivir y de
ayudar a los demás, son de buena persona, de muy buena persona, que más de uno
te tenían que tener como ejemplo. ¡¡Gracias, Juan!!
Bueno me marcho esta semana,
sean felices y extrapólenlo. Tengan en cuenta, que como tiren el boomerang les
volverá a ustedes. Y no piensen que se van a salvar de ello.
Pachi Giraldo
Pd.- Seguimos erre que erre, y
la calle para la saga de capataces de la familia Sáez, para cuando
Foto: La voz del Carnaval
Foto: La voz del Carnaval
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