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domingo, marzo 28, 2010

DOS MUJERES UNIDAS POR LA UCI Y EL RESCATADO

La turista italiana que sufrió un accidente en el Alcázar saldrá hoy en procesión.

28/03/2010 ROSA GALLARDO 

En el Reina Sofía Carolina Rodríguez y Angelica Bonvino, durante su estancia en el hospital. Foto:GINO

La historia comenzó hace más de ocho meses en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Reina Sofía de Córdoba. Angelica Bonvino, una turista italiana que visitaba el Alcázar de los Reyes Cristianos, sufrió un accidente al caerle encima una rama de un eucalipto. Durante los días más calurosos del mes de julio esta mujer y su marido, Gino Arbore, vivieron momentos muy duros, pero "gracias a un gran equipo de profesionales del hospital me salvé", subraya Angelica. "El milagro se cumplió", sostiene Carolina Rodríguez.
Carolina, natural de Cabra y con 46 años, es enfermera de la UCI. Una mujer que tiene algo de especial y lo saben todos los pacientes que la conocen por su generosidad y empatía. Carolina se volcó en Angelica, de 47 años, al igual que hace con todos los enfermos que atiende, porque "siempre hay que dar esperanza y aliento", matiza. Cuenta que Angelica estuvo muy grave dos días y todo el personal médico del hospital temió por la vida de esta mujer, natural de Bari, hasta el punto de que recibió la extremaunción. Angélica ayer sonreía contando cómo el viernes, en el aeropuerto de Roma, coincidió con el capellán del hospital que le dio el sacramento. Coincidencias de la vida y de un viaje lleno de esperanzas.
Pero, a veces, ya se sabe. La fe mueve montañas y también a estas dos mujeres que, hoy en día, se han convertido en amigas y se han unido aún más por correo electrónico y gracias al encuentro con un cristo muy venerado en Córdoba, el Rescatado. Tanto es así que para Carolina hoy ha llegado el gran momento de dar las gracias por el milagro de ver sonreír a Angelica, que es pediatra.
Un día de verano, en el hospital, ella le regaló a Gino una estampa de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado. "Tómala y rézale, que es muy milagroso", le comentó al marido de la paciente (es algo que habitualmente ella hace). Y, más tarde, cuando Angelica dejó la UCI y pasó a planta, le colocó otra estampa del Restacado en su habitación. Carolina le contó que el día que desfilara en procesión esta imagen, el Domingo de Ramos, ella --como todos los años, desde hace más de 16-- saldría de penitente descalza para darle las gracias al cristo por ayudar a salvarla. Y llegó el momento de la promesa.
Hoy Angelica, que también es muy creyente y le tiene mucha devoción a Jesucristo de Colonna, está previsto que se una a la procesión del Rescatado, junto con Carolina y cientos de fieles. Por este motivo ha regresado a Córdoba después de unos meses muy duros de rehabilitación. Pero cree en los milagros y en sus tremendas ganas de vivir. "Durante más o menos una hora podré caminar en la procesión", explica Angelica, "porque tengo mucho que agradecer al hospital, a Dios y a todos los que rezaron por mí".
Carolina ya está acostumbrada al ritual de largas procesiones y para ella es hermoso, aunque acabe con los pies "destrozaditos", porque hay años en los que ha estado caminando descalza cerca de diez horas.
"Yo no pido solo por mí, sino por quienes también lo necesitan", exclama con dulzura esta enfermera, que no solo puede limitarse a cumplir con su trabajo. Su entrega es absoluta y digna de admiración. Por ella aquella mujer italiana hoy está en Córdoba con su corazón abierto y dando las gracias.

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