CALENDARIO COFRADE

SEGUIDORES

domingo, marzo 20, 2011

LOS BORDADOS DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES CONTINUARÁN RESTAURÁNDOSE



El manto de las palomas, aún sin fecha, será uno de los siguientes proyectos para conservar el mejor ajuar de bordados de Córdoba

Día 19/03/2011 - 11.17h
Como una visita a un museo en el que se sigue la evolución del último siglo y medio de la Semana Santa de Córdoba. Así se puede recorrer el más importante ajuar de bordados de las cofradías de la ciudad: el de Nuestra Señora de los Dolores y su cofradía.
La hermandad servita ha restaurado en los últimos años una buena parte de las piezas con que se viste a la Señora de Córdoba, pero aún tiene en el horizonte, por el momento sin fecha, la recuperación de la que no sólo es la mejor pieza del ajuar, sino también la más destacada de toda la ciudad: el famoso manto de las palomas, que la Virgen de los Dolores ha vestido en la calle sólo en procesiones laetíficas y en ocasiones extraordinarias.
El hermano mayor, Juan José Jurado, hizo notar a ABC que el delicado estado de conservación de la pieza hace imposible que se pueda mostrar en determinadas circunstancias, como los besamanos, aunque sí lo lleva puesto algunos meses del año en su camarín. La cofradía no se pone fecha para su restauración, porque ahora su prioridad es la edificación de su casa de hermandad en el local situado a la espalda de Cristo de los Faroles. Sería un actuación muy costosa, aún sin presupuestar, que serviría para recuperar una pieza cargada de historia.
Impacto
Se estrenó en 1897 y supuso un fuerte impacto para la Córdoba de aquella época. La ciudad, en la que la Virgen de los Dolores ya era la devoción principal, estaba acostumbrada a ver a la imagen de negro inamovible. El sacerdote Ángel Redel abanderó la idea de crear un nuevo manto que la Señora de Córdoba llevase en el septenario glorioso de septiembre y en las procesiones extraordinarias, porque su carácter no era apropiado para el Viernes Santo. No dejó de generar controversia en su época, aunque el pueblo lo terminó haciendo suyo.
Tendría un color inédito: azul celeste y se utilizó desde entonces cada mes de septiembre y en todas las salidas extraordinarias de la Virgen, como las que protagonizó algunos Domingos de Ramos fuera de la procesión oficial del Santo Entierro el Viernes Santo. Lo bordaron sor Catalina del Espíritu Santo y Rafaela Barbudo, con diseño del propio Redel y costó casi 10.300 reales de la época.
La pieza ya tiene una restauración, la que se hizo en 1965 con ocasión de la coronación canónica. El bordado se pasó a nuevo terciopelo, de un color más oscuro, y se puso a la imagen en la solemne jornada del 9 de mayo de aquel año. La hermandad tiene previsto que cuando se acometa la restauración, se recupere el color original, el mismo que está en los faldones a juego, y que es de un tono mucho más claro.
Su saya compañera es la conocida como roja, por tener color guinda, y se restauró en 2003. Desde entonces la ha lucido la Virgen en algunas ocasiones el Viernes Santo, el último en 2008. Con este conjunto aparece la Señora de Córdoba en el cartel de la Semana Santa de este año que ha pintado Clemente Rivas. Tampoco presenta un buen estado el menos conocido y más singular de todos: el de los bolillos, creado en 1916 según una técnica nada frecuente en la Semana Santa. Durante décadas pocos conocían si quiera su existencia, pero que se recuperó para el culto en 2007. Su estado de conservación es muy delicado y dificulta ponerlo sobre los hombros de la imagen.
Con ser el más valioso y popular para muchas generaciones de devotos, el manto de las palomas no es el más antiguo de cuantos posee la Virgen de los Dolores. De 1865 data el conocido como de las estrellas o de Alburquerque, porque lo donó el obispo del mismo nombre, y que es el que suele llevar durante el septenario de Cuaresma y el Viernes de Dolores, cuando acuden miles de personas a venerarla en su templo.
Tiene una saya compañera, también sobre terciopelo negro, conocida como la del cordero por contener como iconografía este animal según la simbología del Apocalipsis. Antonio Muñoz restauró ambas piezas en la pasada década, igual que otra de las sayas emblemáticas, también del siglo XIX: la del Espíritu Santo. De autor desconocido sobre raso blanco, fue la que la Virgen llevó el día de su coronación canónica y una prenda que ha aparecido con frecuencia el Viernes Santo y el de Dolores.
Mejor estado de conservación presenta la mayor parte del ajuar, comenzando por el manto de salida, conocido como de los dragones y que desde 1923 ha llevado en casi todas sus procesiones, y su saya a juego. Lo bordaron las monjas adoratrices y lo ampliaron las servitas en 1927 con un diseño de Ricardo García de Vargas, que ganó el concurso nacional que se convocó al efecto.
De fecha más próxima son ya los dos últimos mantos: el de camarín, mucho más corto que los demás, con su saya a juego, de 1966, y el que donó la Hermandad de Alféreces Provisionales en 1973, a base de estrellas. Ambos son obra del legendario taller sevillano de Esperanza Elena Caro, autor también del bacalao de la hermandad. La última pieza en incorporarse fue la saya blanca, estrenada en 1990 y obra de Antonio Muñoz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario