Pregón
del Costalero de la ciudad de Córdoba 2019
Anoche
D. Ángel Carrero Pérez-Angulo, deleitó al público asistente con
un pregón lleno de experiencias bajo las trabajaderas y del mundo
del llamador. Desde su desglose por los distintos pasos en los cuáles
ha salido de costalero o capataz, realizó un recorrido por la
Córdoba cofrade.
Visitó
en su recorrido el Viernes de Dolores a la Señora de Córdoba, "como
si de ríos de fe se tratase" para ver a una "Madre
atravesada por siete puñales y a un Hijo vendido por unas monedas de
plata". Recordando a los fieles cordobeses visitando a su
Virgen.
Hizo
una mención especial y nos comparo con Pilatos, al ser como él y
lavarnos las manos con las injusticias de este mundo. Verdades como
puños.
Al
tocar con sus manos su viejo esparto, se le vienen a la memoria
muchos recuerdos. Recuerda aquella época no muy lejana de ensayos
interminables, cuadrillas que cobraban milagros, zancos desgastados y
trabajaderas arañadas por quiénes imploraban algo más de fuerza.
Ese recuerdo nos hizo ver la diferencia entre las cuadrillas justas
de hombres de corazón sin igual a las de hoy dobladas que imperan
otros sentimientos distintos.
Recordó
la mañana de Domingo de Ramos con la salida del Señor de los Reyes
en su Entrada Triunfal, o su paso por el palio de la Esperanza, donde
mencionó a su madre, que esas catequesis de los lunes no eran otras
que sus primeros ensayo de costalero. Mencionó
a Martínez Cerrillo con una de sus niñas. Recordando ese Domingo de
Ramos tan duro por el calor y el recorrido.
El
Lunes Santo lo recuerda en su inicio con un juicio imparcial e
injusto, con el nacido para celebrar la vida. Menciona a Lorenzo de
Juan, llamar a su cuadrilla Centuriones de la Sentencia, "¿sois
conscientes de la tremenda injusticia que vuestro costal soporta y
que vuestro impecable andar honra? Nos apunta el pregonero.
Otro
apunte es el recuerdo en el palio de Gracia y Amparo, para Antonio y
Jairo, capataces y compañeros, amigos y costaleros: "Que
bendito oficio es este de evagenlizar con amigos".
Otro
momento de su pregón relata otro instante de su vida de costalero,
cuando llega a la Catedral, con un paso comandado por el "americano"
y cuando parecía no poder aguantar un ese giro tan peculiar notó el
brazo de un amigo que le ayudó a terminar junto a todos ellos esa
chicota y ese momento de dificultad.
Llega
al Miércoles Santo, recuerda a Juan Berrocal el capataz de aquella
cuadrilla, el cual le dio tres calles en su primer año y eso le
sirvió para respetar a los mayores. Hace mención de esa chicota
inolvidable de ese misterio, tras ellos la Agrupación Musical Virgen
de los Reyes, y una manta de seis marchas donde Juanito "el
cambios" alzó su voz para arrengarnos y decir quien éramos y a
quien llevabamos arriba, al Señor de Humildad y Paciencia. Exalta
que aquella chicota fue tocar el cielo con las manos.
Otro
momento de su vida es ver la mañana del Jueves Santo en su casa, las
túnicas colgadas de dos de sus hermandades, Señor de la Caridad y
Buena Muerte. Elogia a la Legión, y dice algo tan bello de ellos
como "Hermanos de Honor de esta cuesta casa, cuya tradición
malentendida oculta la belleza de lo original y transparente, que
ante las preguntas de la Córdoba más voraz e impertinente, siempre
responderé que a Dios se acerca toda clase de gentes y que no
distingue ni a señores, ni a sirvientes ".
Realza
que en la cuadrilla del Señor de la Caridad, no hay modas ni
matices, ni escala ni jerarquía, ni capataces figurantes, ni
chicotas interminables, ni costaleros comediantes ni fotos en redes
sociales. Se podría decir que anonimato por los cuatro costados.
Promesas que se cumplen bajo el dolor verdadero por dejar de ser tu
costalero.
Recordó
de Rafael del Olmo a Juan Rodriguez, y a otros capataces que fueron
los encargados de mandar a la cuadrilla del Compás de San Francisco,
donde el tiempo se para en el horizonte de sus vidas.
Allí,
su amigo el "Americano" le hizo vestir por primera vez el
terno negro. Dando le a ese niño al frente de una cuadrilla con
canas. Ver salir a mi Señor en el mejor sitio posible.
Consummatum
est. El Viernes Santo, Dios expira, en una mañana de luto y
mantilla. Allí intenta Ángel, el capataz, expresar que es para él
lo que su gente de abajo va a llevar, "Ser costalero es ser un
siervo de Dios para humanizar el caminar de la Fe". "Es
convertir en arte el son de una marcha o el racheo de tu silencio".
Alecciona a sus costaleros con una humildad impropia de su juventud y
de los tiempos que corren.
Recuerda
una chicota de las duras de verdad, a causa de la posibilidad de
agua, donde la música fue el rachear, donde los corazones latían
aún más fuerte que el golpe de un llamador, y para dar un merecido
descanso ante tal magnitud de chicota que acabó dentro de San Pablo.
Chicota de hombres de fé, por su Cristo de la Expiración.
Terminó
exaltando y glorificando que al Tercer día resucitó. El verdadero
sentido de nuestra existencia y fé. Bajo la marcha Resucitó.
El
acto comenzó con la presentación del mismo de Manuel Cejudo, donde
tuvo unas palabras de recuerdo impresionantes hacia Antonio García
Montes, el Chopo, que su reciente fallecimiento. Hombres como él
debería de haber muchos más en la Tierra y no en el Cielo. De
categoría Manolo, de categoría celestial.
La
Agrupación Musical Maestro Manuel Pozo Lifona, de Almodóvar del Río
(Córdoba) nos puso en ambiente con las marchas procesionales.
Costalero dedicada a "nuestro Chopo", Reo de Muerte
(petición pregonero), De vuelta al Porvenir, Judería Sevillana y
Resucitó que fue dentro del pregón.
La
presentación del pregonero fue realizada por su amigo Jairo Abril
Yanguas, donde nos presentó a alguien más que un pregonero, nos
presentó a su amigo desde la infancia y destacó esa amistad.
Una
tarde noche mágica, con recuerdos, sentimientos, momentos
inolvidables para cada uno de los miembros de esta humilde Comisión
del Pregón del Costalero de la ciudad de Córdoba.
Pachi
Giraldo