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sábado, junio 25, 2011

FRAGMENTO PREGÓN DE SEMANA SANTA DE CÓRDOBA 2010


Y dijo Dios: “hágase la Luz”; y en las manos de Antonio Rubio
modeló las mejillas de la Candelaria.
En un pliegue del corazón guardo la estampa de un sueño de Luján;
fue el primer noviazgo que le diste a la Cofradía. Mi talla larguirucha de nazareno quinceañero me había colocado en la última pareja de cirios ante tu palio carmesí; llevaba por compañero a un muchacho que te había visto nacer en el taller de su casa. Con toda certeza, el mejor sitio para un sencillo punto de luz. Alcanzó la procesión el tramo de aquella cuesta añorada y el cuerpo de nazarenos discurría escalones abajo dibujando uno de esos peligrosos cortes que afean a una Cofradía. Pero el celador del último sector se acercó a nuestra pareja de nazarenos dóciles y adolescentes, y más que una orden nos hizo un regalo: “vamos a quedarnos ‘pa’ verla bajar”. Y no me puedo olvidar del beso que me diste en aquella bajada de Lujan; lo custodio en el arca de mis riquezas, como un escalofrío juvenil virando contra el tiempo. Contigo se quedó mi primer amor adolescente; y me encendiste para siempre un fuego insobornable, un perenne revoloteo de luz por el altar de mi memoria.
Que no levanten tu paso,
que quiero ver bien tu cara,
y reflejarme en tus ojos,
y me destellen el alma
tus candeleros lucientes
brillando de cera blanca,
Que no levanten tu paso,
que vienes glorificada,
entre faroles forjados
y purezas cinceladas
por orfebres y plateros
en filigranas de plata.
Que no levanten tu paso,
destello de fuego y brasa,
encendido en el puñal
de la palabra anunciada,
cuando llevaste a tu Hijo
a cumplir la Ley sagrada.
Que no levanten tu paso
que no te muevan las lágrimas
que cuando el sol te despide
la luna guarda tu casa,
y un nazareno te reza
y a tus candelas se abraza.
Ave, Virgen de purezas,
Salve, Reina Inmaculada,
dulce nombre de mi madre,
flor de azahar franciscana,
que no levanten tu paso,
que no se muevan tus andas,
que en el rubí de tu manto
vine a prender mi plegaria,
y un rezo de Ave María
en tus ojos, Cand
elaria

Antonio Javier Guillaume Sepúlveda.

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